Después de comentar en reseñas anteriores los libros de las
autoras francesas (aunque ambas de procedencia extranjera) Kenizé Mourad y
Saphia Azzeddine, continuamos con otra autora que utiliza la misma lengua, aunque
damos un pequeño paso hacia un país cercano, Bélgica. La guionista Emmanuelle Pirotte se vuelca en el mundo literario con
una obra bien pensada y empaquetada para convertirse en best seller (al menos en su país). Obra que, a veces, entre sus
líneas menos emocionantes, muestra su pecadora pluma de guionista (de hecho, el
proyecto de la película está en
marcha; me pregunto si empezó como guion o como novela…).
Un montón de premios
intentan avalar el debut literario de esta nueva novelista: Premio Edmée de La
Rochefoucauld al mejor debut literario del año, Premio del Office Central des
Bibliothèques, Premio Palissy, Premio Lilly 2016 de Lilly dans la Vallée,
Premio Saga Cafè 2016, finalista del mejor libro de 2015 de la revista Lire y
Finalista del premio Prem1ère.
Sinopsis
Bélgica, diciembre 1944. Los alemanes han
iniciado una contraofensiva en las Ardenas. Renée, una niña judía de siete años
que ha sido acogida en una granja cuando huía de la persecución nazi, es
confiada a unos soldados americanos. Sin embargo, al quedarse a solas con
ellos, la pequeña descubre horrorizada que, en realidad, se trata de unos
oficiales de las SS infiltrados en las filas aliadas. Los hombres no parecen
tener dudas: hay que acabar con la niña de un disparo. En el bosque. Sin
misericordia.
Cuando llega el momento de la terrible
ejecución, uno de los oficiales, conmovido por la impasible mirada de Renée,
cambia de opinión y dirige la bala mortal contra su compañero. A partir de ese
momento, los destinos de la niña judía y de Mathias, el soldado nazi, avanzarán
juntos, convirtiéndose él en su escudo protector frente a un mundo en guerra,
caótico y descarnado.
Con una prosa precisa e hipnótica y un ritmo
cinematográfico, Emmanuelle Pirotte nos ofrece una historia de amistad y valor
ambientada en la Bélgica ocupada, y refleja a la perfección unos años que
sacaron lo peor, y también lo mejor, de los seres humanos que los vivieron.
Novela que recuerda muchísimo a la del español (afincado en
Francia) Jacinto Rey, Dile a Marie que la
quiero. —Me pregunto si algún autor se basó en la novela del otro para
inspirarse o la editorial de turno decidió copiar la temática—. En cualquier
caso, ambas son muy diferentes, aunque, en ambas, los protagonistas tratan de
proteger una niña de la muerte y persecución nazi. Empero, la novela de Jacinto
Rey es más superficial y, en cierto modo, edulcorada, preparada para todo tipo
de públicos; la de la autora belga, en cambio, resulta más real e intensa y, a mi juicio, está un escalón por encima. Va más allá del entretenimiento y el
interés. Es una novela muy buena.
A los lectores que leyeron aquella, les invitó a leer esta nueva obra que
reseñamos, pues va más allá…
Protagonistas y personajes duros, fríos y reales, cobardes o valientes, falsos, ruines o
entregados a una causa, propia o ajena, ética o amoral, confundidos o
enajenados. En general, sobrevivir es lo
que importa. Nada de suavizar la realidad (un aplauso a la autora por su
valentía). El ser humano tal y como es: un retrato magnífico… de nuestra
mediocridad. Todos muy dispuestos… hasta que corren peligro sus vidas…
De lo mejor que he
leído en el año. Una novela que va de menos a más.
Un soldado nazi, cansado, falto de fe, asesino, cruel, dará un giro a su vida y a sus viles actos a causa
de la mirada directa de unos ojos más valientes que los suyos: una mirada
fuerte y dominante que exige vivir. El soldado, derrotado, agonizante,
encuentra en la niña el motivo para vivir. No nos confundamos, no hallaremos un
héroe viril que transformará lo que ya es para convertirse en un hombre mejor,
solo hallaremos un ser (para muchos) despreciable, que, a su vez, desprecia a
los demás (en general) por la falta de valores y la enorme hipocresía y cinismo
con la que se comportan. Tampoco encontraremos una niña débil, inocente y en
apuros, sino un ser humano de corta edad pero lleno de fuerza, lucha y vigor,
que sobrevive más por sí misma que por la ayuda de los demás.
Alrededor de ambos, cobardía y valor. Héroes anónimos en
minoría que mantienen la llama de la humanidad encendida, frente a otros que
intentan apagarla. Los escasos valientes tienen más fuerza que los cobardes,
pero estos son más…
Por cierto, un final trepidante, en parte peliculero, pero
creíble. En definitiva, una muy buena novela.
Carlos Álvarez
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